les invito a mirar a nuestro alrededor,a combatir y/o a prevenir el matrato hacia el adulto mayor ya sea fisico, economico psicologico,etc.
Ademas de recibir comentarios, actividades de los adultos mayores,pensamientos, poemas y en general todos los temas que de una u otra forma se relacionen con el adulto mayor para publicarlas en esta pagina y difundirlas ademas a traves de RADIO IMPACTO EN RENGO, region del Libertador Bernardo Ohiggins CHILE
martes, 11 de septiembre de 2007
33 comentarios:
Anónimo
dijo...
me parece maravilloso que alguien sea el interlocutor de los Adultos Mayores sobre todo de región, puesto que tienen más desventajas para darse a conocer, además tienen tanto por hacer y mostrar que creo que esto esta recien comenzando,esto es genial de verdad lo felicito, que Dios le bendiga e ilumnine para que siga trabajando en favor de dignificar a los Adultos Mayores.
he seguido este programa y me parece interesante los temas que se tratan son actuales y los adultos mayores tienen bastante interés puesto que llaman bastante al fono de la radio para contar sus experiencias, solicitar ayuda en fin creo que hacia falta un programa dedicado a la tercera edad.
creo que hay mucho por hacer con los adultos mayores y que un programa como este les de la opotunidad de darse a conocer como son como personas, como grupo y lo que tienen por entregar, no conozco al locutor pero lo felicito por la iniciativa de verdad felicitaciones.
Quisiera dar las gracias puesto que he sido una fiel auditora de este programa y el que lograra reunir a una familia,ayudar a las personas que necesiten de este programa, cambiar la mentalidad de los adultos mayores (esto lo digo por mi abuela) que hoy ve la vida de diferente manera y no solo a ella por que mi familia aprendio a incorporar a mi abuela a las cosas comunes de la vida en familia.
Desde hace tiempo en nuestra comuna se ha comenzado a hacer promocion en el Adulto Mayor, para esto he visto como se han hecho puesto en marcha distintas iniciativas de promocion comunitaria, entre ellas es meritorio destacar la lavor de don Tristan Urrea, locutor de la Radio Impacto en nuestra comuna. Que lindo ver como se les ha dado tribuna a los Adultos Mayores, Tristan se ha encargado de dar a conocer las actividades y servicios de los A. M. de la comuna, de acercarlos a la comunidad, pero por sobretodo de escucharlos y comprenderlos... gracias Tristan
creo que el nuevo horario del programa "EMOCIONES" que conduce Don Tristan Urrea es fantastico porque a esa hora se tiene más tiempo para escucharlo en familia, felicidades don TRISTAN gracias por darnos un espacio y tiempo para expresarnos, de verdad gracias.
"Síndrome" de Mario Benedetti: Todavía tengo mis dientes, casi todos mis cabellos y poquísimas canas, puedo hacer y deshacer el amor, trepar una escalera de dos en dos y correr cuarenta metros detrás del ómnibus,o sea, que no debería sentirme viejo,pero el grave problema es que antes no me fijaba en estos detalles.
Quiero felicitar al locutor del programa emociones es muy bueno el programa los pensamientos me han hecho llorar de emoción,gracias por enseñarnos a llevar los años con dignidad, a aceptar nuestra nueva condición de vida...
Mientras estés viva, siéntete viva. (Madre Teresa de Calcuta)
“Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años... Pero lo importante no cambia, tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés viva, siéntete viva. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas... Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón… ¡Pero nunca te detengas!”
"Según vamos haciéndonos mayores, nuestros cuerpos envejecen, progresivamente perdemos la autonomía y necesitamos más atención y cuidados; dependiendo de las necesidades y de la situación personal, los adultos mayores son atendidos por sus familiares o cuidadores ya sea en el propio hogar o en alguna casa de reposo u hogar de ancianos. Por tanto, entre las personas que cuidan de ellos encontraremos, desde los comportamientos más excelentes hasta los casos más negligentes."
El maltrato a un adulto mayor puede ser:
Físico: en distintos grados, desde un empujón a una paliza, latigazos, laceraciones, pinchazos, fracturas, evidencia de medicación excesiva, quemaduras, desnutrición, deshidratación, escaso cuidado personal, abrigo inadecuado, etc.
Sicológico: amenazas, insultos, menosprecio, aislamiento, falta de seguridad y afecto, órdenes crueles, negativa por parte de la familia o de los cuidadores a que los ancianos reciban visitas, o salgan a alguna actividad. Esto trae como consecuencia una reacción por parte del anciano que puede ser miedo, resignación, confusión mental, irritabilidad, depresión.
También existen otras causas de maltrato, como es la explotación o mal uso de los ingresos o de otros recursos financieros, en la mayoría de los casos el anciano traspasa a otra persona la gestión de sus asuntos económicos y como resultado puede haber confusión sobre este tema económico.
En los adultos mayores el concepto erróneo, a veces, de someterse a lo que digan los hijos, se une el miedo, la vergüenza, el aislamiento social, la incapacidad y la edad; factores que juegan en contra del anciano, tampoco reconocen los malos tratos en muchas ocasiones, ni se quejan de los abusos y negligencias, por el temor a que les falte atención en el futuro (aunque sea abusivo) y por miedo a represalias o a ser ingresados en una institución.
En principio, hay que admitir el envejecimiento supone un cierto deterioro físico, una involución de los órganos y sus funciones que a la larga acabará con nuestras vidas. Las investigaciones para intentar retrasar o “desacelerar” este proceso involutivo, con la meta de prolongar no solo la vida sino la calidad de la misma, se están desarrollando en todos los países avanzados, siendo presumible que se logre alcanzar en un futuro no muy lejano. Los resultados son ya más alentadores en el tratamiento de las “enfermedades seniles”, sobre todo las cardiovasculares, tumores y malnutrición. Los chequeos periódicos y las normas establecidas de higiene vital son dos magníficas herramientas de las que disponemos para conservar nuestra salud. Habrá que luchar, por otra parte, cada uno dentro de sus posibilidades, por el logro de un adecuado desarrollo de la asistencia geriátrica integral.
Pero si el envejecimiento biológico es algo tangible, objetivable, la vejez es, tal y como se nos describe en la actualidad, una especie de ente imaginario, sin más base real que todo un conjunto de mitos y prejuicios, impuestos por presiones económicas y sociales, que es preciso desterrar. Resulta innegable que la mayoría de los senescentes se encuentran- nos encontraremos, si no lo remediamos-con una disminución de los recursos económicos, debido a la jubilación y a la exigüidad de las pensiones. Por tanto, no estará nada mal hacer en un momento dado un balance de nuestra situación económica y financiera y pensar como podemos mejorar la cara a nuestra ancianidad. Y esto, tanto personal como socialmente.
Dado el peligro, siempre acechante en la vejez, de caer en estado de soledad y aislamiento, será preciso hacer también un balance de nuestra situación familiar, de nuestras amistades y relaciones humanas para, en caso de estar “en déficit”, incrementarlas convenientemente.
El otro gran problema que nos espera es el de la pérdida del trabajo y, dada la importancia que este ha adquirido en la sociedad occidental, el de la posible pérdida de nuestro proyecto vital. Habrá que formularse antes de llegar a ese momento nuevos proyectos, nuevos centro de intereses, otras vinculaciones sociales. Ciertamente este es uno de los escollos más difíciles de superar que encontraremos, dada la rigidez con que suele estar planteada nuestra vida, fijados a determinados roles o actividades sociolaborales y a identidades impuestas. Hay que rebelarse tempranamente contra esta rigidez y plantearse la posibilidad de desarrollarnos y gozar en actividades culturales y, si es posible y los juzgamos necesario, cambiar no solo de actividad sino de estilo de vida.
Si vivimos la existencia como algo impuesto, ello supondrá un freno a nuestra realización personal. Muchos tratan de escapar de esta situación llevando una “infravida” paralela y secreta, mantenida frecuentemente con gran esfuerzo. Así, para algunos la diversión es más importante que su propia profesión, las relaciones extramaritales más cruciales que su propio matrimonio o la vida de su hijo más esencial que la suya propia. Otros tratan de huir llevando una “pseudovida”, una vida estéril, vacía, rígida y poco comprometida en la que se limitan a actuar, a “jugar un papel”. Hay quienes adoptan una vida de “callada desesperación” y quienes simplemente desaparecen. Con razón ha señalado Simone de Beauvoir que habrá que “vivir una vida de hombre lo bastante comprometida, lo bastante justificada como para seguir a pegado a ella incluso cuando se han perdido todas las ilusiones y se ha enfriado el ardor vital”.
Queda, por supuesto, contestar a esa gran interrogación que suele plantearse en la vejez con más frecuencia que en otras etapas de la vida: ¿Qué hay después de la muerte?. Incluso los que manifiestan no tener gran interés por saber lo que nos espera tras la muerte, arguyendo que tampoco saben de donde vienen, no dejan de experimentar un cierto grado de ansiedad ante esta pregunta. Pero, como ya vimos, y al margen del consuelo que se pueda encontrar en cualquier tipo de creencia religiosa o idea filosófica, la mejor respuesta que todas las personas podemos dar al reto de la muerte es la aceptación plena y creativa de la vida.
Anciana de Arles, de Vincent Van Gogh (1888), Museo Nacional Van Gogh,óleo sobre lienzo, 58 x 42,5 cm.estilo: Neo-impresionismo. Artehistoria-Genios de la Pintura.
Textos de La vejez y sus mitos de Jesús Sánchez Caro y Francisco Ramos. Aula abierta Salvat. Colección Temas Claves.
gracias por vuestros comentarios y colaboraciones ya que lo unico que deseo es entregarles alientos a los adultos mayores, asi sus colaboraciones bienvenidas sean
Quiero dar a conocer este poema de Hugo Álvarez D., Titulado :
“ABUELO”
Cuando el paso de los años encurve tu espalda que soportó soles y tempestades debes recurrir al bastón como quinta extremidad para apoyar tu humanidad tú que fuiste pila nueva para generaciones cansadas.
Porque, no alcanzan a descubrir tu valor inmenso como la montaña de la sabiduría anciana que les iluminó el camino que hoy llevan a sus espaldas.
Encierran en tus valijas recuerdos, triunfos y letanías pero sin darse cuenta que ahí también va el amor que les enseñaste un día.
Y mueres en un asilo, ¡como si no tuvieras familia!
Encontré esta publicación del "SENAMA" y me pareció de interés para su programa: EL ADULTO MAYOR Y LOS NIÑOS. La tarea de ser abuelo o abuela, puede entregar un enorme significado a la vida de una persona mayor, es decir, que los abuelos que ejercen alguna labor de custodia con sus nietos, le encontraban más sentido a sus vidas que aquellos que no tienen mayor relación con su descendencia. Los abuelos conectan a los nietos con sus raíces, con la historia familiar y traspasan las tradiciones familiares; y los estilos de consumo, la forma de ahorrar, los kuchenes y queques de la abuela, la Pascua del conejo y tantos otros elementos de la cultura familiar. Los abuelos son depositarios de la narrativa familiar; pueden contar anécdotas acerca de los padres, a qué jugaban, qué leían y dónde vivían cuando eran chicos. Abuelos atentos a las necesidades de sus nietos, comprometidos con su desarrollo y orgullosos de ellos, dejan huellas profundas en su carácter. La presencia acogedora de los abuelos se recuerda toda la vida y transmite seguridad y protección a los nietos. La relación entre abuelos y nietos permite ciertas libertades que pueden enriquecer el mundo del niño. El rol de los abuelos no es principalmente educar, sino aumentar la disponibilidad de personas comprometidas en el bienestar de los niños y, por lo tanto, pueden permitirse algunas licencias como algunos regalos o paseos que pueden trasformarse en recuerdos imborrables de la infancia. Una buena relación con los abuelos favorece la autoestima, ya que la manera como ellos habitualmente estimulan a sus nietos los hace sentir muy queridos. Es necesario cuidar y cultivar la relación abuelos-padres, ya que para ambos constituye uno de los soportes emocionales más valiosos que puedan tener, y para el niño es un gran legado.
Es bastantante interesante este programa, no soy adulto mayor pero creo que es primordial educar a la gente como tratar o convivir con los adultos mayores, puesto que algún día sere uno de ellos y me gustaria vivir con dignidad y oportunidad esa etapa de mi vida Don Tristan, Gracias .
Es importante conocer lo que en realidad nos interesa a los adultos mayores creo que hoy se esta viviendo esta etapa con dignidad y una gama de oportunidades que antes no existian, quisiera darle las gracias al señor locutor por ser nuestro puente con las demas generaciones, lo que se esta construyendo ahora dara sus frutos mañana y se verá reflejado en el trato de los futuros adultos mayores.
El abuelo se fue a vivir con su hijo, su nuera su nieto de cuatro años. Las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y lo veían mientras sentado sólo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Le preguntó dulcemente: "¿Qué estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos." Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos habían captado el mensaje. Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel. Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de su hijo. Seamos constructores sabios y modelos a seguir. He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando ya no estén contigo. He aprendido que aún tengo mucho que aprender. La gente olvidará lo que dijiste, pero nunca lo que hiciste y cómo los hiciste sentir.
soy un adulto camino a los 50 años y el domingo fue la primera vez que escuche su programa, espero que sirva CARLOS SAN FERNANDO
"Mamá Vieja" La contemplo con cariño, el corazón se me aprieta, sus recuerdos son lejanos debido a su larga edad. Sus pasos son muy cortitos, ya no puede caminar, le tiene miedo al dolor y al no poder avanzar. Cuantas veces como hijas, nos quejamos de su andar sabiendo que era su goce caminar y visitar. Sólo nos pide cariño y no sentirse solita sentir que alguien escuche, sus recuerdos aflorar. Y se ríe, y se emociona con esos recuerdos gratos que su memoria revive, como si fueran de ayer. Y también se pone seria, rebelde, y muy resentida cuando revive los hechos que fueron para sufrir. A veces hay que retarla, ya que tiende a recordar, aquello que fue muy triste, aquello que le hace mal. Es una mezcla de amores, alegrías y tristezas, capacidad de emociones que no olvidará jamás. A veces hay que reírse, con qué entusiasmo conversa. su memoria la confunde y nos lo vuelve a contar. Quedó lejano el pasado, son muchos años de edad, su cuerpo no le responde, solo quiere descansar. Sus pasos cortitos ya no puede caminar, le tiene miedo al dolor y no poder avanzar. La contemplo con cariño, el corazón se me aprieta, a mi mamita vieja, yo la quisiera cargar. (anónimo)
no importa el tiempo ni el lugar solo importa sabes vivir, disfrutar de lo que tienes y nunca es tarde para alcanzar las metas, quien diga que no se puede, no tiene la capacidad de soñar.
Combatiendo el frío: En los Adultos Mayores es común el problema de regulación de temperatura del cuerpo, la piel es más delgada, por lo que se pierde calor rápidamente. Esto favorece los estados de enfriamiento que desencadenan en problemas respiratorios. Por tanto, la mejor forma de protegerse durante los días de mucho frío es usar el sentido común y seguir algunos consejos para este invierno: Trate de permanecer en lugares moderadamente calefaccionados. Esta es la forma más segura de evitar las complicaciones causadas por los bruscos cambios de temperatura. Es muy común que el adulto mayor se instale al lado de la estufa por largo rato y, así, cuando debe movilizarse a otra habitación que no está calefaccionada, se enfríe. Para entibiar el ambiente, el uso de carbón y leña son un medio de calefacción muy nocivo que contamina y produce cuadros bronquiales con irritación. Si forzosamente va a tener que usar leña o carbón, es muy importante que la pieza o dependencia que se esté calentando tenga ventilación. En cuanto a las estufas a parafina, se recomienda hacerles una mantención antes de comenzar a utilizarlas y prenderlas y apagarlas fuera del hogar. Tenga especial cuidado con ellas, ya que producen monóxido de carbono y gases sulfurosos que en cinco horas pueden llegar a niveles muy altos que pueden provocar enfermedades respiratorias, náuseas, fatiga, irritación a la vista y vías respiratorias, taquicardia e incluso la muerte. Al igual que para la calefacción a leña o carbón, la pieza o que se esté calentando debe tener una ventilación adecuada. Dentro de lo posible, evite el uso de guatero: su manipulación es peligrosa y, si llegaran a abrirse o romperse, podrían provocar graves quemaduras. Esto representa un riesgo mayor en las personas de la tercera edad o diabéticas, ya que la posibilidad de recuperación y regeneración de tejidos es sumamente delicada. Para calentar la cama, se recomienda utilizar frazadas eléctricas, en caso de que hubiera los recursos para hacerlo. No sólo es importante entibiar el entorno, sino que, principalmente, abrigarse. Use ropa apropiada. Esto significa usar ropas cómodas que les permitan tener movilidad. Las prendas de vestir deben ser funcionales, lo mismo ocurre con la ropa de cama. Es recomendable el uso de plumones más que el exceso de frazadas que tienden a inmovilizar a las personas. Planifique sus actividades fuera de la casa para el medio día cuando las temperaturas no son tan bajas.
Mamá ¡está viejita! Pero siempre ella necesita del cariño incondicional de sus hijos. Sus mejores años, su juventud, su fuerza, sus ilusiones y hasta su dinero, siempre fueron para sus hijos e hijas y desafortunadamente uno de los defectos más grandes del ser humano: la ingratitud, es el pago que damos a quien no dio todo en la vida. Y ahora que ya cada uno tiene su propio hogar, ¿qué sucede con ellas, que aunque ancianitas, siguen siendo madres? Sus facultades se han disminuido, sus fuerzas se terminaron, muchas viven en el pasado porque el presente es muy triste, lleno de soledad y de recuerdos plasmados en papeles, fotos y libros amarillos. Visitadas, menos que a un amigo, poco toleradas, por sus ideas y necedades, desesperantes por sus lentos movimientos en un mundo de carreras y presiones por el tiempo. Estorbo en muchos casos, llenas de achaques y enfermedades acumuladas por el tiempo. Pero viene el Día de la Madre y de alguna forma ellas se preparan, siempre están listas para recibir con los brazos, la mente y el corazón abierto a cada hijo, hija, nieto o nieta que le de fuerzas para esperar durante un año más este ansiado día. Por lo mismo, tampoco, es fácil para la familia asumir que una madre que era tan íntegra, fuerte, dominante, trabajadora y autosuficiente, que era capaz de hacer proezas de todo tipo y a cualquier hora, ahora necesita de toda nuestra ayuda, tolerancia y comprensión. Por ello, y porque algún día estaremos en su lugar, debemos prepararles un futuro mejor que después nos alcance a nosotros: - Nada cuesta hacer una llamada frecuente para ver cómo está. - Una visita con tiempo para además de dejarla que exprese lo que desea platicar. - Llevarla a pasear con tiempo y cariño, como seguramente miles de veces ella lo hizo con nosotros. - Lavar su ropa y cambiar sus pañales cuando lo necesite. - No regañarlas por sus errores, sino ayudarlas en sus limitaciones. - Llevarlas al médico, procurar que no les falte comida, limpieza, medicamentos y todos los servicios básicos cuando viven solitas. - Preguntarle de vez en cuando qué necesita y acudir de inmediato a solucionar los problemas que ella no puede solucionar, como cambiar una ampolleta, mover un mueble pesado para hacer aseo, etc. Pero sobre todo darles amor y tiempo, decirle que la queremos, tomarla en cuenta en las decisiones familiares y acordarnos que aunque están viejitas, todavía están vivas y más que cosas materiales, lo que necesitan para sentirse bien en un poco de cariño y pequeñas atenciones.
Esta es la letra del vals “Cuando estemos viejos”, aparece como autor un señor D. Martin, su contenido es muy hermoso, es como una poesía...
Cuando estemos viejos y se nos achique el paisaje en los ojos Y el sol del invierno se nos ponga flojo, y nos cachetee la cara el espejo. Cuando estemos viejos y tiemblen mis manos al tomar las tuyas. Y nos falte el llanto, la risa y la bulla, de estos tres chiquillos que ya estarán lejos. Cuando estemos viejos... cuando estemos solos... cuando no haya nada, y nos duela todo. Cuando solo exista la casa vacía... y anden en silencio tu sombra y la mía. Nos querremos tanto que nuestro cariño llenará la ausencia de estos tres diablillos. Cuando estemos viejos yo te lo prometo, compañera mía, serán nuestros años plenos de dulzura, serán nuestras horas llenas de poesía. Andaremos juntos viejitos e inquietos, las cuatro estaciones, de un mundo de nietos. Y verás mi vida, que miente el espejo, pues seremos novios... cuando estemos viejos
LA OTRA MUJER Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad había sido idea de mi esposa. Tú sabes que la amas, me dijo un día, tomándome por sorpresa. La vida es demasiado corta y debes dedicarle tiempo. Pero yo te amo a ti, protesté. Lo sé. Pero también la amas a ella. La otra mujer, a quien mi esposa se refería, era mi madre, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente. Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine. ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó, mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias. Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo, le respondí, los dos solos. Reflexionó sobre ello un momento. Me agradaría muchísimo, me dijo. Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel. Fuimos a un restaurante no muy elegante pero sí acogedor. Mi madre se aferró a mi brazo como si fuera "La primera dama". Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios. Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine. ¿Cómo estuvo tu cita? - quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche. Muy agradable...mucho más de lo que imaginé.- Contesté. Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: "TE AMO" y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen.
¡Piénsalo, Medita! Cuando tu madre haya envejecido y tu seas mayor también. Cuando lo que para ella antes fue fácil y liviano, ahora se ha tornado en pesada carga. Cuando sus amorosos y esperanzados ojos ya no vean la vida como alguna vez lo hicieron, Cuando sus pies, ya cansados, no puedan sostenerla mientras camina.
Entonces, entrégale tu brazo en apoyo, Acompáñala con serena alegría, Pues llegará la hora en que tú con llanto, la tendrás que acompañar en su último andar.
Y si ella algo te pregunta, entonces dale una respuesta. Y si ella otra vez pregunta, vuelve a responderle. Y si pregunta por tercera vez, contéstale, no con enfado, sino con gentil calma. Y si ya no puede ella entenderte con claridad, explícale todo con paciente afán. Pues, llegará la hora... la amarga hora, en que sus labios nada ya te preguntarán.
cuando ya no este.... todos recordaran mis olvidos y reiran por ello... cuando ya no este... todos diran yo la queria y nunca se lo dije... cuando ya no este... todos se pelearan por obtener aquello que un día con gran sacrifio compre... cuando ya no este... todos lloraran mi ausencia en fechas importantes... cuando ya no este... será tarde muy tarde para decir,acariciar, en fin... cuando ya no este.... no habra vuelta atras...
Decálogo para saber envejecer Autor: Mons. Joaquín Antonio Peñalosa. 1- Cuidarás tu presentación día con día. Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! El peinado, la ropa, todo atractivo, oliendo a limpio y a buen gusto. El buen gusto es gratuito, no cuesta nada. Que al verte se alegren tu espejo y los ojos de los demás. 2- No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Saldrás a la calle y al campo de paseo. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece. 3- Amarás el ejercicio físico como a ti mismo. Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono, cualquier movimiento que te despegue de la cama y del sillón. Contra inercia, diligencia. 4- Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado, la cabeza gacha, la espalda encorvada, los pies arrastrándose. No. Que la gente diga un piropo cuando pases: Qué tiesecito el señor, qué altiva la señora. 5 -No hablarás de tu vejez ni te quejarás de tus achaques. Acabarás por creerte más viejo, más viejo y enfermo de lo que en realidad estás. Y te harán el vacío. A la gente no le gusta oír historias de hospital. Cuando te pregunten: ¿Cómo estás?, contestarás que divinamente. 6- Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas. Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo en los juicios, de buen humor en las palabras, alegre de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga. 7- Tratarás de ser útil a ti mismo y a los demás. No eres un parásito ni una rama desgajada del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible. Y ayuda, ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio. Al abrirte a los demás, dejarás de estar pensando en un "yo" angustiado y solitario. Sólo cuando se abre la nuez aparece la almendra. 8- Trabajarás con tus manos y tu mente. El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actividad laboral, intelectual, artística. Haz algo, lo que sea y lo que puedas. Una ocupación artesanal, un rato de lectura, un trozo amable de TV, la música. La bendición del trabajo es medicina para todos los males. 9 -Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas. Desde luego las que se anudan en el hogar, integrándote a todos los miembros de la familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida. Luego ensancharás tu corazón a los amigos, con tal que los amigos no sean exclusivamente unos viejos como tú. 10- No pensarás que "todo tiempo pasado fue mejor". Deja de estar condenando tu mundo y maldiciendo tu momento. No digas a cada palabra "las cosas andan mal, allá en mi tiempo..." Positivo siempre, negativo jamás. El anciano debiera ser como la luna, un cuerpo opaco destinado a dar luz.
Llévame al baile hijo, que aún no estoy tan vieja y quiero lucirme contigo bailando sujeta a tu brazo.
Llévame al teatro hijo, que aún no estoy tan ciega, escucharé los preludios contigo a mi lado bién cerca.
Llévame a la calle hijo, aún tengo buenas piernas para caminar sin rumbo fijo, a tu lado no me sentiré vieja.
Invítame a tu casa hijo, no me retes ni te exaltes, las viejas somos como niñas que necesitamos que nos mimen y nos sonrían sin desaires.
Festeja mis ocurrencias, no criitques mis locuras, trataré de ser valiente aunque surjan amarguras.
No me alejes de tu lado ni me hables con engaños, tengo aún mi mente clara, los recuerdos son de antaño.
Ven a verme a casa hijo, ya no te pediré nada, solamente tu presencia y contemplar tu linda cara, no me dejes triste y sola ni me metas en la cama, los doctores se equivocan...la dolencia está en el alma.
“PLEGARIA PARA SABER ENVEJECER” Señor, Tú sabes mejor que yo que me estoy poniendo vieja. Hazme aceptar esa realidad. No permitas que me vuelva demasiado locuaz, ni me dejes caer en la tentación de creer que siempre tengo que decir algo sobre cada tema y en cada ocasión. Líbrame del antojo de creer que puedo arreglar todos los asuntos de los demás. Ilumíname para que sepa contar las cosas con sencillez, sin lujo de detalles. Dame alas para llegar pronto al grano del asunto. Concédeme el don de saber escuchar el relato de las desdichas ajenas y la fortaleza para soportarlo con paciencia, pero sella a cambio mis labios para que no agobie a los demás con mis propios dolores y malestares. Sé que estos irán en aumento con el paso de los años y estoy dispuesta a aceptarlos. Dame Señor, la gracia de comprender a los demás y enséñame la magnífica lección de reconocer, que a veces, yo también puedo equivocarme. Ayúdame Señor, para que no me convierta en una vieja "agriada” y “rezongona”, ni tampoco en una de esas “santas” con las cuales la convivencia se hace poco menos que imposible. Dame, te pido, una prudente dulzura. Hazme precavida, pero no susceptible, dispuesta y comedida, pero no “entrometida” ni “mandona”. Te pido Señor, que mi presencia no sea un estorbo o carga para los demás, sino una compañía agradable. Señor, Tú que nos hiciste seres sociables y que ensalzaste el valor de la amistad, que sufriste, en tu paso por la Tierra, por el abandono de tus amigos, haz que se cumpla el deseo de saber conservar alguno de los míos en los últimos años de mi vida terrenal. Que así sea. Amén.
Quisiera compartir este poema o plegaria que Don Rubén Cerda, un ex ferroviario,le escribió a su hijo:
Perdona hijo mío, que camine lentamente, Con la espalda encorvada y los pies torpemente; Mi cuerpo es una sombra de lo que un día fue, Mi voz es un quejido del que jamás soñé.
Se fue aquel encanto, que tuve alguna vez, Recuerdo que en mi vida, mentiras inventé; Hice cosas raras, que nadie imaginó Y hasta de la mente, mi nombre se esfumó.
Ya no hay fantasías, ya no hay ilusión, Siento que mi vida se extingue, en un rincón. Todo es diferente, los años pesan hoy, Reclamo con angustia un poco más de amor.
Fue larga la senda que debí caminar, Ya no me recrimines, si algo sale mal, No te olvides hijo, que fui el progenitor, Te di toda mi vida, con mucha paz y amor.
Inunda mi vida de afecto y comprensión, Recuerda esos tiempos, en que alegré tu corazón; Busca un buen sentido, no huyas de mi mal, Da luz a mi existencia, antes del final.
Es normal que esto ocurra, cuando se ha vivido tanto, Te pido no me dejes, alejado de tu encanto; Mis ojos ya cansados, tienen ganas de llorar. Adiós hijo querido, que ya llegó el final...
Ayer fue el día más triste de mi vida: enterré a mi madre. Cuando miré su dulce y adorable cara y su cabello plateado por el tiempo, me di cuenta que esa sería la última vez que la vería. Muchos pensamientos vinieron entonces a mi mente:
Cuando por las tardes o las noches no teníamos quien nos cuidara a los niños, acudíamos a mi madre porque no queríamos perdernos la función de cine o la fiesta en casa del amigo. Ella nunca se negó, jamás nos dijo que tenía otros planes o yo no quise darme cuenta.
En una ocasión me prometí comprar un boleto extra y llevarla a ver las películas que le gustaban. Pero nunca compré el boleto.
Una vez nos encontramos en la panadería y vi que su suéter estaba un poco desteñido y viejo. Entonces pensé que debería llevarla al centro y comprarle uno nuevo. Sabía que, aunque ella lo necesitaba, nunca me lo pediría, así era ella. Pero siempre tuve otras cosas que hacer y mi madre siguió con su suéter viejo.
Recuerdo su último cumpleaños. Le mandamos unas azaleas blancas bellísimas con una nota que decía: "Lamentamos no poder estar contigo en esta fecha, pero con estas flores te enviamos todo nuestro amor". Esa tarde había un programa de televisión muy importante y por la noche estábamos invitados a una fiesta.
Y recuerdo la última vez que vi a mi madre viva, fue en la boda de un primo, se veía más viejecita y cansada. Entonces pensé en mandarla a unas vacaciones con su hermano en la costa. Que se asoleara un poco para que no se viera tan pálida. Pero nunca lo hice, siempre tuve supuestamente cosas más importantes que hacer.
Si yo pudiera regresar las hojas del almanaque, le compraría todos los suéteres del mundo, la llevaría al cine y pasaría todos sus cumpleaños a su lado. Si yo pudiera regresar en el tiempo la mandaría a ver a su hermano y a todos los sitios que quisiera ir. Pero es muy tarde ya. Ella está en el cielo y yo estoy aquí enfermo del corazón por todas las oportunidades perdidas.
¡Qué diferente hubiera sido, si hubiera leído una carta como ésta!
Miro por la ventana.....por si viene algún ser querido a visitarme. Hace mucho tiempo ya, que me dijeron, aquí estará bien, la van a cuidar, no estará sola, no le va a faltar nada, vendremos bien seguido a verla. Pero mis hijos no saben que me falta todo lo que me daba vida, el ajetreo de la casa, mis nietos corriendo de un lado a otro, mi música, mi cama, mi entorno, mi casa. Aquí estoy bien atendida, claro está, si entre todos ponen una cuota de varios miles de pesos, para que “le cuiden a la mamá”. De a poco me fueron dejando de lado, me llevaban la cena al dormitorio, porque si habían visitas se avergonzaban de mí... me temblaba la mano...derramaba el líquido de la cuchara. Cuando preguntaba ¿qué? al no entender lo que hablaban...-no es con usted-, me respondían y así me iban marginando de las conversaciones, creo que como no dialogaban conmigo, fui perdiendo el uso de las palabras, ahora casi no hablo, sólo pienso. Cuando me trajeron a esta “casa de reposo”, así la llaman, me di cuenta que nos tratan como niños, nos nombran con diminutivos: la Olguita, la Carmencita, la Sarita, la...la...la, o nos dicen: mi reina, mi princesa, mi bebé, mi niña, mi...mi...mi, o también abuelita y a veces la abuela... en un tono descortés. Sólo pediría un poco de respeto, me gustaría seguir siendo, señora...(con mi nombre), creo que no perdería mi identidad y me confundiría menos cuando se dirigen a mí. Esto de estar sometida a una rutina, tan poco grata, no me hace feliz. Nos levantan a una hora predeterminada, nos colocan la ropa que las cuidadoras desean, a veces, ni es la propia, las cambian en la lavandería del recinto; añoro vestir esa blusa favorita mía, pero a veces la diviso en otra persona. El desayuno, almuerzo y cena hay que consumirlo a la hora impuesta, aunque no tenga apetito. Ya pasaron esos días en que a cualquier hora en verano gustaba de una fruta, de un helado, de un vaso de bebida o en invierno de un rico café cortado. Estoy obligada a ver los programas de T.V. favoritos de las auxiliares que nos cuidan, el matinal tal o cual, la teleserie de moda, etc., en el salón de descanso, somos un montón de viejas sin decisión propia, nuestra vida es guiada , en su totalidad. Una vez al mes se celebran los cumpleaños, nos sientan a la mesa, se canta el cumpleaños feliz, nos dan torta, algunas golosinas y lo más ridículo, según mi parecer, es que nos ponen unos gorros de cumpleaños, esos de niños, es atroz para mí. Se me fueron alejando mis seres queridos, se me fue coartando la libertad de decisión en mis asuntos personales más ínfimos, llego al final de mi existencia, sola, entre gente extraña, que no tiene ningún vínculo conmigo. Recuerdo los tiempos de antaño, las casas con sus abuelitas y abuelitos constituyendo la familia, eran otros tiempos, quizás tiempos de más amor y de preocupación por los mayores. En fin, este es mi final de vida, a veces pienso que me he vuelto invisible, con el paso de los años...
Hoy quise escribir esta carta, porque quizás cuando me pasen estas cosas, no pueda hacerlo, por eso el día en que esta viejita ya no sea la misma, ten paciencia y compréndeme. “Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des el tiempo que sea necesario y no me lastimes con una sonrisa burlona. Cuando fallen mis piernas, porque están cansadas ya de andar, dame una mano tierna para apoyarme, como lo hice yo, cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas. Si cuando conversas conmigo, repito y repito la misma historia que sabes de sobra como termina, no me interrumpas y escúchame... Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que contarte mil veces el mismo cuento hasta que lograbas dormirte y cerrabas tus ojitos... Cuando conversemos y me olvide de lo que estamos hablando... Dame el tiempo que sea necesario para recordarlo y si no puedo hacerlo no te burles de mi; tal vez no es importante lo que hablo pero sí, el hecho de que me escuches. Cuando derrame comida sobre mi blusa y olvide como atarme los zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote, hacer lo mismo. No me reproches porque no quiero bañarme; no me regañes por ello, recuerda los momentos en que te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte más agradable el aseo. Acéptame y perdóname ya que yo soy la niña ahora... Cuando sin querer me haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme, no tengo la culpa, pues ya no puedo controlarme. Piensa cuantas veces, cuando eras niño te ayudé y estuve pacientemente a tu lado hasta que acababas lo que estabas haciendo y me decías: ¡ya terminé mamita! Acuérdate que fui yo la que te enseñe tantas cosas, como: a comer, a vestirte... y te proporcioné una educación para que enfrentaras la vida con éxito, todos son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti, claro que tu pusiste tu inteligencia y tesón, pero... ¿quién era la mala que te despertaba en las mañanas?... cuando te quedabas dormido. Si alguna vez ya no quiero comer, no insistas... Se cuánto puedo y cuánto debo; compréndeme que con el paso del tiempo ya no tengo dientes para morder, ni gusto para saborear. Cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir... no te enfades. No tiene que ver con tu cariño o con cuanto te amo. Compréndeme que yo ya no vivo, sino sobrevivo y el dolor de saberme inútil, me lleva a esas palabras. No te sientas triste e impotente por verme como me ves, dame tu corazón, compréndeme y apóyame como yo lo hice, cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío. Dame amor y paciencia y yo agradeceré tu comprensión, con lo único que aún puedo darte, el inmenso amor que siento por ti”.
"No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices" (Robert Louis Stevenson).
"La falta de las cosas que el hombre desea es un elemento indispensable de la felicidad" (Bertrand Russell).
"Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una" (François Marie Arouet Voltaire).
"La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación" (Inmanuel Kant).
"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias" (John Locke).
"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días" (Benjamin Franklin).
"La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos" (Henry Van Dyke).
"Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad" (Pearl S. Buck).
33 comentarios:
me parece maravilloso que alguien sea el interlocutor de los Adultos Mayores sobre todo de región, puesto que tienen más desventajas para darse a conocer, además tienen tanto por hacer y mostrar que creo que esto esta recien comenzando,esto es genial de verdad lo felicito, que Dios le bendiga e ilumnine para que siga trabajando en favor de dignificar a los Adultos Mayores.
he seguido este programa y me parece interesante los temas que se tratan son actuales y los adultos mayores tienen bastante interés puesto que llaman bastante al fono de la radio para contar sus experiencias, solicitar ayuda en fin creo que hacia falta un programa dedicado a la tercera edad.
creo que hay mucho por hacer con los adultos mayores y que un programa como este les de la opotunidad de darse a conocer como son como personas, como grupo y lo que tienen por entregar, no conozco al locutor pero lo felicito por la iniciativa de verdad felicitaciones.
Quisiera dar las gracias puesto que he sido una fiel auditora de este programa y el que lograra reunir a una familia,ayudar a las personas que necesiten de este programa, cambiar la mentalidad de los adultos mayores (esto lo digo por mi abuela) que hoy ve la vida de diferente manera y no solo a ella por que mi familia aprendio a incorporar a mi abuela a las cosas comunes de la vida en familia.
Desde hace tiempo en nuestra comuna se ha comenzado a hacer promocion en el Adulto Mayor, para esto he visto como se han hecho puesto en marcha distintas iniciativas de promocion comunitaria, entre ellas es meritorio destacar la lavor de don Tristan Urrea, locutor de la Radio Impacto en nuestra comuna. Que lindo ver como se les ha dado tribuna a los Adultos Mayores, Tristan se ha encargado de dar a conocer las actividades y servicios de los A. M. de la comuna, de acercarlos a la comunidad, pero por sobretodo de escucharlos y comprenderlos... gracias Tristan
creo que el nuevo horario del programa "EMOCIONES" que conduce Don Tristan Urrea es fantastico porque a esa hora se tiene más tiempo para escucharlo en familia, felicidades don TRISTAN gracias por darnos un espacio y tiempo para expresarnos, de verdad gracias.
UN ADULTO MAYOR MUY AGRADECIDO
"Síndrome" de Mario Benedetti:
Todavía tengo mis dientes,
casi todos mis cabellos
y poquísimas canas,
puedo hacer y deshacer el amor,
trepar una escalera de dos en dos y correr cuarenta metros detrás del ómnibus,o sea, que no debería sentirme viejo,pero el grave problema es que antes no me fijaba en estos detalles.
Quiero felicitar al locutor del programa emociones es muy bueno el programa los pensamientos me han hecho llorar de emoción,gracias por enseñarnos a llevar los años con dignidad, a aceptar nuestra nueva condición de vida...
Gracias
SUSANA
Requinoa
Mientras estés viva, siéntete viva.
(Madre Teresa de Calcuta)
“Siempre ten presente que la piel se arruga,
el pelo se vuelve blanco,
los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas...
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón…
¡Pero nunca te detengas!”
"Según vamos haciéndonos mayores, nuestros cuerpos envejecen, progresivamente perdemos la autonomía y necesitamos más atención y cuidados; dependiendo de las necesidades y de la situación personal, los adultos mayores son atendidos por sus familiares o cuidadores ya sea en el propio hogar o en alguna casa de reposo u hogar de ancianos. Por tanto, entre las personas que cuidan de ellos encontraremos, desde los comportamientos más excelentes hasta los casos más negligentes."
El maltrato a un adulto mayor puede ser:
Físico: en distintos grados, desde un empujón a una paliza, latigazos, laceraciones, pinchazos, fracturas, evidencia de medicación excesiva, quemaduras, desnutrición, deshidratación, escaso cuidado personal, abrigo inadecuado, etc.
Sicológico: amenazas, insultos, menosprecio, aislamiento, falta de seguridad y afecto, órdenes crueles, negativa por parte de la familia o de los cuidadores a que los ancianos reciban visitas, o salgan a alguna actividad. Esto trae como consecuencia una reacción por parte del anciano que puede ser miedo, resignación, confusión mental, irritabilidad, depresión.
También existen otras causas de maltrato, como es la explotación o mal uso de los ingresos o de otros recursos financieros, en la mayoría de los casos el anciano traspasa a otra persona la gestión de sus asuntos económicos y como resultado puede haber confusión sobre este tema económico.
En los adultos mayores el concepto erróneo, a veces, de someterse a lo que digan los hijos, se une el miedo, la vergüenza, el aislamiento social, la incapacidad y la edad; factores que juegan en contra del anciano, tampoco reconocen los malos tratos en muchas ocasiones, ni se quejan de los abusos y negligencias, por el temor a que les falte atención en el futuro (aunque sea abusivo) y por miedo a represalias o a ser ingresados en una institución.
Atentamente.
Nancy Villegas H.
Ser viejos mañana.
En principio, hay que admitir el envejecimiento supone un cierto deterioro físico, una involución de los órganos y sus funciones que a la larga acabará con nuestras vidas. Las investigaciones para intentar retrasar o “desacelerar” este proceso involutivo, con la meta de prolongar no solo la vida sino la calidad de la misma, se están desarrollando en todos los países avanzados, siendo presumible que se logre alcanzar en un futuro no muy lejano. Los resultados son ya más alentadores en el tratamiento de las “enfermedades seniles”, sobre todo las cardiovasculares, tumores y malnutrición. Los chequeos periódicos y las normas establecidas de higiene vital son dos magníficas herramientas de las que disponemos para conservar nuestra salud. Habrá que luchar, por otra parte, cada uno dentro de sus posibilidades, por el logro de un adecuado desarrollo de la asistencia geriátrica integral.
Pero si el envejecimiento biológico es algo tangible, objetivable, la vejez es, tal y como se nos describe en la actualidad, una especie de ente imaginario, sin más base real que todo un conjunto de mitos y prejuicios, impuestos por presiones económicas y sociales, que es preciso desterrar. Resulta innegable que la mayoría de los senescentes se encuentran- nos encontraremos, si no lo remediamos-con una disminución de los recursos económicos, debido a la jubilación y a la exigüidad de las pensiones. Por tanto, no estará nada mal hacer en un momento dado un balance de nuestra situación económica y financiera y pensar como podemos mejorar la cara a nuestra ancianidad. Y esto, tanto personal como socialmente.
Dado el peligro, siempre acechante en la vejez, de caer en estado de soledad y aislamiento, será preciso hacer también un balance de nuestra situación familiar, de nuestras amistades y relaciones humanas para, en caso de estar “en déficit”, incrementarlas convenientemente.
El otro gran problema que nos espera es el de la pérdida del trabajo y, dada la importancia que este ha adquirido en la sociedad occidental, el de la posible pérdida de nuestro proyecto vital. Habrá que formularse antes de llegar a ese momento nuevos proyectos, nuevos centro de intereses, otras vinculaciones sociales. Ciertamente este es uno de los escollos más difíciles de superar que encontraremos, dada la rigidez con que suele estar planteada nuestra vida, fijados a determinados roles o actividades sociolaborales y a identidades impuestas. Hay que rebelarse tempranamente contra esta rigidez y plantearse la posibilidad de desarrollarnos y gozar en actividades culturales y, si es posible y los juzgamos necesario, cambiar no solo de actividad sino de estilo de vida.
Si vivimos la existencia como algo impuesto, ello supondrá un freno a nuestra realización personal. Muchos tratan de escapar de esta situación llevando una “infravida” paralela y secreta, mantenida frecuentemente con gran esfuerzo. Así, para algunos la diversión es más importante que su propia profesión, las relaciones extramaritales más cruciales que su propio matrimonio o la vida de su hijo más esencial que la suya propia. Otros tratan de huir llevando una “pseudovida”, una vida estéril, vacía, rígida y poco comprometida en la que se limitan a actuar, a “jugar un papel”. Hay quienes adoptan una vida de “callada desesperación” y quienes simplemente desaparecen. Con razón ha señalado Simone de Beauvoir que habrá que “vivir una vida de hombre lo bastante comprometida, lo bastante justificada como para seguir a pegado a ella incluso cuando se han perdido todas las ilusiones y se ha enfriado el ardor vital”.
Queda, por supuesto, contestar a esa gran interrogación que suele plantearse en la vejez con más frecuencia que en otras etapas de la vida: ¿Qué hay después de la muerte?. Incluso los que manifiestan no tener gran interés por saber lo que nos espera tras la muerte, arguyendo que tampoco saben de donde vienen, no dejan de experimentar un cierto grado de ansiedad ante esta pregunta. Pero, como ya vimos, y al margen del consuelo que se pueda encontrar en cualquier tipo de creencia religiosa o idea filosófica, la mejor respuesta que todas las personas podemos dar al reto de la muerte es la aceptación plena y creativa de la vida.
Anciana de Arles, de Vincent Van Gogh (1888), Museo Nacional Van Gogh,óleo sobre lienzo, 58 x 42,5 cm.estilo: Neo-impresionismo. Artehistoria-Genios de la Pintura.
Textos de La vejez y sus mitos de Jesús Sánchez Caro y Francisco Ramos. Aula abierta Salvat. Colección Temas Claves.
gracias por vuestros comentarios y colaboraciones ya que lo unico que deseo es entregarles alientos a los adultos mayores, asi sus colaboraciones bienvenidas sean
Quiero dar a conocer este poema de Hugo Álvarez D., Titulado :
“ABUELO”
Cuando el paso de los años
encurve tu espalda
que soportó soles y tempestades
debes recurrir al bastón
como quinta extremidad
para apoyar tu humanidad
tú que fuiste pila nueva
para generaciones cansadas.
Porque, no alcanzan a descubrir
tu valor inmenso como la montaña
de la sabiduría anciana
que les iluminó el camino
que hoy llevan a sus espaldas.
Encierran en tus valijas
recuerdos, triunfos y letanías
pero sin darse cuenta que ahí
también va el amor
que les enseñaste un día.
Y mueres en un asilo,
¡como si no tuvieras familia!
Encontré esta publicación del "SENAMA" y me pareció de interés para su programa:
EL ADULTO MAYOR Y LOS NIÑOS.
La tarea de ser abuelo o abuela, puede entregar un enorme significado a la vida de una persona mayor, es decir, que los abuelos que ejercen alguna labor de custodia con sus nietos, le encontraban más sentido a sus vidas que aquellos que no tienen mayor relación con su descendencia.
Los abuelos conectan a los nietos con sus raíces, con la historia familiar y traspasan las tradiciones familiares; y los estilos de consumo, la forma de ahorrar, los kuchenes y queques de la abuela, la Pascua del conejo y tantos otros elementos de la cultura familiar. Los abuelos son depositarios de la narrativa familiar; pueden contar anécdotas acerca de los padres, a qué jugaban, qué leían y dónde vivían cuando eran chicos.
Abuelos atentos a las necesidades de sus nietos, comprometidos con su desarrollo y orgullosos de ellos, dejan huellas profundas en su carácter. La presencia acogedora de los abuelos se recuerda toda la vida y transmite seguridad y protección a los nietos. La relación entre abuelos y nietos permite ciertas libertades que pueden enriquecer el mundo del niño.
El rol de los abuelos no es principalmente educar, sino aumentar la disponibilidad de personas comprometidas en el bienestar de los niños y, por lo tanto, pueden permitirse algunas licencias como algunos regalos o paseos que pueden trasformarse en recuerdos imborrables de la infancia. Una buena relación con los abuelos favorece la autoestima, ya que la manera como ellos habitualmente estimulan a sus nietos los hace sentir muy queridos.
Es necesario cuidar y cultivar la relación abuelos-padres, ya que para ambos constituye uno de los soportes emocionales más valiosos que puedan tener, y para el niño es un gran legado.
Es bastantante interesante este programa, no soy adulto mayor pero creo que es primordial educar a la gente como tratar o convivir con los adultos mayores, puesto que algún día sere uno de ellos y me gustaria vivir con dignidad y oportunidad esa etapa de mi vida Don Tristan, Gracias .
Es importante conocer lo que en realidad nos interesa a los adultos mayores creo que hoy se esta viviendo esta etapa con dignidad y una gama de oportunidades que antes no existian, quisiera darle las gracias al señor locutor por ser nuestro puente con las demas generaciones, lo que se esta construyendo ahora dara sus frutos mañana y se verá reflejado en el trato de los futuros adultos mayores.
EL ABUELO Y EL TAZON
El abuelo se fue a vivir con su hijo, su nuera su nieto de cuatro años. Las manos le temblaban,
su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero
las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil.
Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la
leche sobre el mantel.
El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo
el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo".
Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí,
el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo
había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando
miraban hacia donde estaba el abuelo y lo veían mientras sentado sólo.
Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada
vez que dejaba caer el tenedor o la comida.
El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó
que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Le preguntó dulcemente: "¿Qué
estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para
ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos." Sonrió y siguió con
su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla.
Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos habían captado el mensaje.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia.
Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni
la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se
ensuciaba el mantel.
Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus
mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar
feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas.
Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que
construyen el futuro de su hijo. Seamos constructores sabios y modelos a seguir. He aprendido
que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando
ya no estén contigo. He aprendido que aún tengo mucho que aprender. La gente olvidará lo que
dijiste, pero nunca lo que hiciste y cómo los hiciste sentir.
soy un adulto camino a los 50 años y el domingo fue la primera vez que escuche su programa, espero que sirva
CARLOS
SAN FERNANDO
"Mamá Vieja"
La contemplo con cariño, el corazón se me aprieta,
sus recuerdos son lejanos debido a su larga edad.
Sus pasos son muy cortitos, ya no puede caminar,
le tiene miedo al dolor y al no poder avanzar.
Cuantas veces como hijas, nos quejamos de su andar
sabiendo que era su goce caminar y visitar.
Sólo nos pide cariño y no sentirse solita
sentir que alguien escuche, sus recuerdos aflorar.
Y se ríe, y se emociona con esos recuerdos gratos
que su memoria revive, como si fueran de ayer.
Y también se pone seria, rebelde, y muy resentida
cuando revive los hechos que fueron para sufrir.
A veces hay que retarla, ya que tiende a recordar,
aquello que fue muy triste, aquello que le hace mal.
Es una mezcla de amores, alegrías y tristezas,
capacidad de emociones que no olvidará jamás.
A veces hay que reírse, con qué entusiasmo conversa.
su memoria la confunde y nos lo vuelve a contar.
Quedó lejano el pasado, son muchos años de edad,
su cuerpo no le responde, solo quiere descansar.
Sus pasos cortitos ya no puede caminar,
le tiene miedo al dolor y no poder avanzar.
La contemplo con cariño, el corazón se me aprieta,
a mi mamita vieja, yo la quisiera cargar.
(anónimo)
no importa el tiempo ni el lugar solo importa sabes vivir, disfrutar de lo que tienes y nunca es tarde para alcanzar las metas, quien diga que no se puede, no tiene la capacidad de soñar.
Combatiendo el frío:
En los Adultos Mayores es común el problema de regulación de temperatura del cuerpo, la piel es más delgada, por lo que se pierde calor rápidamente. Esto favorece los estados de enfriamiento que desencadenan en problemas respiratorios.
Por tanto, la mejor forma de protegerse durante los días de mucho frío es usar el sentido común y seguir algunos consejos para este invierno:
Trate de permanecer en lugares moderadamente calefaccionados. Esta es la forma más segura de evitar las complicaciones causadas por los bruscos cambios de temperatura. Es muy común que el adulto mayor se instale al lado de la estufa por largo rato y, así, cuando debe movilizarse a otra habitación que no está calefaccionada, se enfríe.
Para entibiar el ambiente, el uso de carbón y leña son un medio de calefacción muy nocivo que contamina y produce cuadros bronquiales con irritación. Si forzosamente va a tener que usar leña o carbón, es muy importante que la pieza o dependencia que se esté calentando tenga ventilación.
En cuanto a las estufas a parafina, se recomienda hacerles una mantención antes de comenzar a utilizarlas y prenderlas y apagarlas fuera del hogar. Tenga especial cuidado con ellas, ya que producen monóxido de carbono y gases sulfurosos que en cinco horas pueden llegar a niveles muy altos que pueden provocar enfermedades respiratorias, náuseas, fatiga, irritación a la vista y vías respiratorias, taquicardia e incluso la muerte. Al igual que para la calefacción a leña o carbón, la pieza o que se esté calentando debe tener una ventilación adecuada.
Dentro de lo posible, evite el uso de guatero: su manipulación es peligrosa y, si llegaran a abrirse o romperse, podrían provocar graves quemaduras. Esto representa un riesgo mayor en las personas de la tercera edad o diabéticas, ya que la posibilidad de recuperación y regeneración de tejidos es sumamente delicada.
Para calentar la cama, se recomienda utilizar frazadas eléctricas, en caso de que hubiera los recursos para hacerlo.
No sólo es importante entibiar el entorno, sino que, principalmente, abrigarse. Use ropa apropiada. Esto significa usar ropas cómodas que les permitan tener movilidad.
Las prendas de vestir deben ser funcionales, lo mismo ocurre con la ropa de cama. Es recomendable el uso de plumones más que el exceso de frazadas que tienden a inmovilizar a las personas.
Planifique sus actividades fuera de la casa para el medio día cuando las temperaturas no son tan bajas.
Mamá ¡está viejita! Pero siempre ella necesita del cariño incondicional de sus hijos.
Sus mejores años, su juventud, su fuerza, sus ilusiones y hasta su dinero, siempre fueron para sus hijos e hijas y desafortunadamente uno de los defectos más grandes del ser humano: la ingratitud, es el pago que damos a quien no dio todo en la vida.
Y ahora que ya cada uno tiene su propio hogar, ¿qué sucede con ellas, que aunque ancianitas, siguen siendo madres?
Sus facultades se han disminuido, sus fuerzas se terminaron, muchas viven en el pasado porque el presente es muy triste, lleno de soledad y de recuerdos plasmados en papeles, fotos y libros amarillos.
Visitadas, menos que a un amigo, poco toleradas, por sus ideas y necedades, desesperantes por sus lentos movimientos en un mundo de carreras y presiones por el tiempo. Estorbo en muchos casos, llenas de achaques y enfermedades acumuladas por el tiempo.
Pero viene el Día de la Madre y de alguna forma ellas se preparan, siempre están listas para recibir con los brazos, la mente y el corazón abierto a cada hijo, hija, nieto o nieta que le de fuerzas para esperar durante un año más este ansiado día.
Por lo mismo, tampoco, es fácil para la familia asumir que una madre que era tan íntegra, fuerte, dominante, trabajadora y autosuficiente, que era capaz de hacer proezas de todo tipo y a cualquier hora, ahora necesita de toda nuestra ayuda, tolerancia y comprensión.
Por ello, y porque algún día estaremos en su lugar, debemos prepararles un futuro mejor que después nos alcance a nosotros:
- Nada cuesta hacer una llamada frecuente para ver cómo está.
- Una visita con tiempo para además de dejarla que exprese lo que desea platicar.
- Llevarla a pasear con tiempo y cariño, como seguramente miles de veces ella lo hizo con nosotros.
- Lavar su ropa y cambiar sus pañales cuando lo necesite.
- No regañarlas por sus errores, sino ayudarlas en sus limitaciones.
- Llevarlas al médico, procurar que no les falte comida, limpieza, medicamentos y todos los servicios básicos cuando viven solitas.
- Preguntarle de vez en cuando qué necesita y acudir de inmediato a solucionar los problemas que ella no puede solucionar, como cambiar una ampolleta, mover un mueble pesado para hacer aseo, etc.
Pero sobre todo darles amor y tiempo, decirle que la queremos, tomarla en cuenta en las decisiones familiares y acordarnos que aunque están viejitas, todavía están vivas y más que cosas materiales, lo que necesitan para sentirse bien en un poco de cariño y pequeñas atenciones.
Nancy Villegas
Esta es la letra del vals “Cuando estemos viejos”, aparece como autor un señor D. Martin, su contenido es muy hermoso, es como una poesía...
Cuando estemos viejos
y se nos achique
el paisaje en los ojos
Y el sol del invierno
se nos ponga flojo,
y nos cachetee la cara el espejo.
Cuando estemos viejos
y tiemblen mis manos
al tomar las tuyas.
Y nos falte el llanto,
la risa y la bulla,
de estos tres chiquillos
que ya estarán lejos.
Cuando estemos viejos...
cuando estemos solos...
cuando no haya nada,
y nos duela todo.
Cuando solo exista
la casa vacía...
y anden en silencio
tu sombra y la mía.
Nos querremos tanto
que nuestro cariño
llenará la ausencia
de estos tres diablillos.
Cuando estemos viejos
yo te lo prometo,
compañera mía,
serán nuestros años
plenos de dulzura,
serán nuestras horas
llenas de poesía.
Andaremos juntos
viejitos e inquietos,
las cuatro estaciones,
de un mundo de nietos.
Y verás mi vida,
que miente el espejo,
pues seremos novios...
cuando estemos viejos
LA OTRA MUJER
Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad había sido idea de mi esposa.
Tú sabes que la amas, me dijo un día, tomándome por sorpresa. La vida es demasiado corta y debes dedicarle tiempo. Pero yo te amo a ti, protesté. Lo sé. Pero también la amas a ella.
La otra mujer, a quien mi esposa se refería, era mi madre, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente.
Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine. ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó, mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo, le respondí, los dos solos. Reflexionó sobre ello un momento. Me agradaría muchísimo, me dijo.
Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita.
Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel.
Fuimos a un restaurante no muy elegante pero sí acogedor. Mi madre se aferró a mi brazo como si fuera "La primera dama". Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaba en los labios. Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine.
¿Cómo estuvo tu cita? - quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche. Muy agradable...mucho más de lo que imaginé.- Contesté.
Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada.
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: "TE AMO" y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen.
¡Piénsalo, Medita!
Cuando tu madre haya envejecido y tu seas mayor también.
Cuando lo que para ella antes fue fácil y liviano,
ahora se ha tornado en pesada carga.
Cuando sus amorosos y esperanzados ojos
ya no vean la vida como alguna vez lo hicieron,
Cuando sus pies, ya cansados,
no puedan sostenerla mientras camina.
Entonces, entrégale tu brazo en apoyo,
Acompáñala con serena alegría,
Pues llegará la hora en que tú con llanto,
la tendrás que acompañar en su último andar.
Y si ella algo te pregunta, entonces dale una respuesta.
Y si ella otra vez pregunta, vuelve a responderle.
Y si pregunta por tercera vez, contéstale,
no con enfado, sino con gentil calma.
Y si ya no puede ella entenderte con claridad,
explícale todo con paciente afán.
Pues, llegará la hora... la amarga hora,
en que sus labios nada ya te preguntarán.
cuando ya no este....
todos recordaran mis olvidos y reiran por ello...
cuando ya no este...
todos diran yo la queria y nunca se lo dije...
cuando ya no este...
todos se pelearan por obtener aquello que un día con gran sacrifio compre...
cuando ya no este...
todos lloraran mi ausencia en fechas importantes...
cuando ya no este...
será tarde muy tarde para decir,acariciar, en fin...
cuando ya no este....
no habra vuelta atras...
Decálogo para saber envejecer
Autor: Mons. Joaquín Antonio Peñalosa.
1- Cuidarás tu presentación día con día. Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! El peinado, la ropa, todo atractivo, oliendo a limpio y a buen gusto. El buen gusto es gratuito, no cuesta nada. Que al verte se alegren tu espejo y los ojos de los demás.
2- No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Saldrás a la calle y al campo de paseo. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece.
3- Amarás el ejercicio físico como a ti mismo. Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono, cualquier movimiento que te despegue de la cama y del sillón. Contra inercia, diligencia.
4- Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado, la cabeza gacha, la espalda encorvada, los pies arrastrándose. No. Que la gente diga un piropo cuando pases: Qué tiesecito el señor, qué altiva la señora.
5 -No hablarás de tu vejez ni te quejarás de tus achaques. Acabarás por creerte más viejo, más viejo y enfermo de lo que en realidad estás. Y te harán el vacío. A la gente no le gusta oír historias de hospital. Cuando te pregunten: ¿Cómo estás?, contestarás que divinamente.
6- Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas. Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo en los juicios, de buen humor en las palabras, alegre de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga.
7- Tratarás de ser útil a ti mismo y a los demás. No eres un parásito ni una rama desgajada del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible. Y ayuda, ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio. Al abrirte a los demás, dejarás de estar pensando en un "yo" angustiado y solitario. Sólo cuando se abre la nuez aparece la almendra.
8- Trabajarás con tus manos y tu mente. El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actividad laboral, intelectual, artística. Haz algo, lo que sea y lo que puedas. Una ocupación artesanal, un rato de lectura, un trozo amable de TV, la música. La bendición del trabajo es medicina para todos los males.
9 -Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas. Desde luego las que se anudan en el hogar, integrándote a todos los miembros de la familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida. Luego ensancharás tu corazón a los amigos, con tal que los amigos no sean exclusivamente unos viejos como tú.
10- No pensarás que "todo tiempo pasado fue mejor". Deja de estar condenando tu mundo y maldiciendo tu momento. No digas a cada palabra "las cosas andan mal, allá en mi tiempo..." Positivo siempre, negativo jamás. El anciano debiera ser como la luna, un cuerpo opaco destinado a dar luz.
DE UNA MADRE PARA SU HIJO
Llévame al baile hijo, que aún no estoy tan vieja y quiero lucirme contigo bailando sujeta a tu brazo.
Llévame al teatro hijo, que aún no estoy tan ciega, escucharé los preludios contigo a mi lado bién cerca.
Llévame a la calle hijo, aún tengo buenas piernas para caminar sin rumbo fijo, a tu lado no me sentiré vieja.
Invítame a tu casa hijo, no me retes ni te exaltes, las viejas somos como niñas que necesitamos que nos mimen y nos sonrían sin desaires.
Festeja mis ocurrencias, no criitques mis locuras, trataré de ser valiente aunque surjan amarguras.
No me alejes de tu lado ni me hables con engaños, tengo aún mi mente clara, los recuerdos son de antaño.
Ven a verme a casa hijo, ya no te pediré nada, solamente tu presencia y contemplar tu linda cara, no me dejes triste y sola ni me metas en la cama, los doctores se equivocan...la dolencia está en el alma.
(Desconozco el Autor)
“PLEGARIA PARA SABER ENVEJECER”
Señor, Tú sabes mejor que yo que me estoy poniendo vieja. Hazme aceptar esa realidad.
No permitas que me vuelva demasiado locuaz, ni me dejes caer en la tentación de creer que siempre tengo que decir algo sobre cada tema y en cada ocasión.
Líbrame del antojo de creer que puedo arreglar todos los asuntos de los demás.
Ilumíname para que sepa contar las cosas con sencillez, sin lujo de detalles.
Dame alas para llegar pronto al grano del asunto.
Concédeme el don de saber escuchar el relato de las desdichas ajenas y la fortaleza
para soportarlo con paciencia, pero sella a cambio mis labios para que no agobie a los demás con mis propios dolores y malestares. Sé que estos irán en aumento con el paso de los años y estoy dispuesta a aceptarlos.
Dame Señor, la gracia de comprender a los demás y enséñame la magnífica lección de reconocer, que a veces, yo también puedo equivocarme.
Ayúdame Señor, para que no me convierta en una vieja "agriada” y “rezongona”, ni tampoco en una de esas “santas” con las cuales la convivencia se hace poco menos que imposible.
Dame, te pido, una prudente dulzura.
Hazme precavida, pero no susceptible, dispuesta y comedida, pero no “entrometida” ni “mandona”.
Te pido Señor, que mi presencia no sea un estorbo o carga para los demás, sino una compañía agradable.
Señor, Tú que nos hiciste seres sociables y que ensalzaste el valor de la amistad, que sufriste, en tu paso por la Tierra, por el abandono de tus amigos, haz que se cumpla el deseo de saber conservar alguno de los míos en los últimos años de mi vida terrenal.
Que así sea. Amén.
Quisiera compartir este poema o plegaria que Don Rubén Cerda, un ex ferroviario,le escribió a su hijo:
Perdona hijo mío, que camine lentamente,
Con la espalda encorvada y los pies torpemente;
Mi cuerpo es una sombra de lo que un día fue,
Mi voz es un quejido del que jamás soñé.
Se fue aquel encanto, que tuve alguna vez,
Recuerdo que en mi vida, mentiras inventé;
Hice cosas raras, que nadie imaginó
Y hasta de la mente, mi nombre se esfumó.
Ya no hay fantasías, ya no hay ilusión,
Siento que mi vida se extingue, en un rincón.
Todo es diferente, los años pesan hoy,
Reclamo con angustia un poco más de amor.
Fue larga la senda que debí caminar,
Ya no me recrimines, si algo sale mal,
No te olvides hijo, que fui el progenitor,
Te di toda mi vida, con mucha paz y amor.
Inunda mi vida de afecto y comprensión,
Recuerda esos tiempos, en que alegré tu corazón;
Busca un buen sentido, no huyas de mi mal,
Da luz a mi existencia, antes del final.
Es normal que esto ocurra, cuando se ha vivido tanto,
Te pido no me dejes, alejado de tu encanto;
Mis ojos ya cansados, tienen ganas de llorar.
Adiós hijo querido, que ya llegó el final...
"Carta de un hijo a su madre"
Ayer fue el día más triste de mi vida: enterré a mi madre. Cuando miré su dulce y adorable cara y su cabello plateado por el tiempo, me di cuenta que esa sería la última vez que la vería. Muchos pensamientos vinieron entonces a mi mente:
Cuando por las tardes o las noches no teníamos quien nos cuidara a los niños, acudíamos a mi madre porque no queríamos perdernos la función de cine o la fiesta en casa del amigo. Ella nunca se negó, jamás nos dijo que tenía otros planes o yo no quise darme cuenta.
En una ocasión me prometí comprar un boleto extra y llevarla a ver las películas que le gustaban. Pero nunca compré el boleto.
Una vez nos encontramos en la panadería y vi que su suéter estaba un poco desteñido y viejo. Entonces pensé que debería llevarla al centro y comprarle uno nuevo. Sabía que, aunque ella lo necesitaba, nunca me lo pediría, así era ella. Pero siempre tuve otras cosas que hacer y mi madre siguió con su suéter viejo.
Recuerdo su último cumpleaños. Le mandamos unas azaleas blancas bellísimas con una nota que decía: "Lamentamos no poder estar contigo en esta fecha, pero con estas flores te enviamos todo nuestro amor". Esa tarde había un programa de televisión muy importante y por la noche estábamos invitados a una fiesta.
Y recuerdo la última vez que vi a mi madre viva, fue en la boda de un primo, se veía más viejecita y cansada. Entonces pensé en mandarla a unas vacaciones con su hermano en la costa. Que se asoleara un poco para que no se viera tan pálida. Pero nunca lo hice, siempre tuve supuestamente cosas más importantes que hacer.
Si yo pudiera regresar las hojas del almanaque, le compraría todos los suéteres del mundo, la llevaría al cine y pasaría todos sus cumpleaños a su lado. Si yo pudiera regresar en el tiempo la mandaría a ver a su hermano y a todos los sitios que quisiera ir. Pero es muy tarde ya. Ella está en el cielo y yo estoy aquí enfermo del corazón por todas las oportunidades perdidas.
¡Qué diferente hubiera sido, si hubiera leído una carta como ésta!
Un hijo.
Pensamiento de una anciana...
Miro por la ventana.....por si viene algún ser querido a visitarme.
Hace mucho tiempo ya, que me dijeron, aquí estará bien, la van a cuidar, no estará sola, no le va a faltar nada, vendremos bien seguido a verla.
Pero mis hijos no saben que me falta todo lo que me daba vida, el ajetreo de la casa, mis nietos corriendo de un lado a otro, mi música, mi cama, mi entorno, mi casa. Aquí estoy bien atendida, claro está, si entre todos ponen una cuota de varios miles de pesos, para que “le cuiden a la mamá”.
De a poco me fueron dejando de lado, me llevaban la cena al dormitorio, porque si habían visitas se avergonzaban de mí... me temblaba la mano...derramaba el líquido de la cuchara. Cuando preguntaba ¿qué? al no entender lo que hablaban...-no es con usted-, me respondían y así me iban marginando de las conversaciones, creo que como no dialogaban conmigo, fui perdiendo el uso de las palabras, ahora casi no hablo, sólo pienso.
Cuando me trajeron a esta “casa de reposo”, así la llaman, me di cuenta que nos tratan como niños, nos nombran con diminutivos: la Olguita, la Carmencita, la Sarita, la...la...la, o nos dicen: mi reina, mi princesa, mi bebé, mi niña, mi...mi...mi, o también abuelita y a veces la abuela... en un tono descortés.
Sólo pediría un poco de respeto, me gustaría seguir siendo, señora...(con mi nombre), creo que no perdería mi identidad y me confundiría menos cuando se dirigen a mí.
Esto de estar sometida a una rutina, tan poco grata, no me hace feliz. Nos levantan a una hora predeterminada, nos colocan la ropa que las cuidadoras desean, a veces, ni es la propia, las cambian en la lavandería del recinto; añoro vestir esa blusa favorita mía, pero a veces la diviso en otra persona.
El desayuno, almuerzo y cena hay que consumirlo a la hora impuesta, aunque no tenga apetito. Ya pasaron esos días en que a cualquier hora en verano gustaba de una fruta, de un helado, de un vaso de bebida o en invierno de un rico café cortado.
Estoy obligada a ver los programas de T.V. favoritos de las auxiliares que nos cuidan, el matinal tal o cual, la teleserie de moda, etc., en el salón de descanso, somos un montón de viejas sin decisión propia, nuestra vida es guiada , en su totalidad.
Una vez al mes se celebran los cumpleaños, nos sientan a la mesa, se canta el cumpleaños feliz, nos dan torta, algunas golosinas y lo más ridículo, según mi parecer, es que nos ponen unos gorros de cumpleaños, esos de niños, es atroz para mí.
Se me fueron alejando mis seres queridos, se me fue coartando la libertad de decisión en mis asuntos personales más ínfimos, llego al final de mi existencia, sola, entre gente extraña, que no tiene ningún vínculo conmigo.
Recuerdo los tiempos de antaño, las casas con sus abuelitas y abuelitos constituyendo la familia, eran otros tiempos, quizás tiempos de más amor y de preocupación por los mayores.
En fin, este es mi final de vida, a veces pienso que me he vuelto invisible, con el paso de los años...
Hoy quise escribir esta carta, porque quizás cuando me pasen estas cosas, no pueda hacerlo, por eso el día en que esta viejita ya no sea la misma, ten paciencia y compréndeme.
“Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des el tiempo que sea necesario y no me lastimes con una sonrisa burlona.
Cuando fallen mis piernas, porque están cansadas ya de andar, dame una mano tierna para apoyarme, como lo hice yo, cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernitas.
Si cuando conversas conmigo, repito y repito la misma historia que sabes de sobra como termina, no me interrumpas y escúchame... Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que contarte mil veces el mismo cuento hasta que lograbas dormirte y cerrabas tus ojitos...
Cuando conversemos y me olvide de lo que estamos hablando... Dame el tiempo que sea necesario para recordarlo y si no puedo hacerlo no te burles de mi; tal vez no es importante lo que hablo pero sí, el hecho de que me escuches.
Cuando derrame comida sobre mi blusa y olvide como atarme los zapatos, recuerda las horas que pasé enseñándote, hacer lo mismo.
No me reproches porque no quiero bañarme; no me regañes por ello, recuerda los momentos en que te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte más agradable el aseo. Acéptame y perdóname ya que yo soy la niña ahora...
Cuando sin querer me haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme, no tengo la culpa, pues ya no puedo controlarme. Piensa cuantas veces, cuando eras niño te ayudé y estuve pacientemente a tu lado hasta que acababas lo que estabas haciendo y me decías: ¡ya terminé mamita!
Acuérdate que fui yo la que te enseñe tantas cosas, como: a comer, a vestirte... y te proporcioné una educación para que enfrentaras la vida con éxito, todos son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti, claro que tu pusiste tu inteligencia y tesón, pero... ¿quién era la mala que te despertaba en las mañanas?... cuando te quedabas dormido.
Si alguna vez ya no quiero comer, no insistas... Se cuánto puedo y cuánto debo; compréndeme que con el paso del tiempo ya no tengo dientes para morder, ni gusto para saborear.
Cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir... no te enfades. No tiene que ver con tu cariño o con cuanto te amo. Compréndeme que yo ya no vivo, sino sobrevivo y el dolor de saberme inútil, me lleva a esas palabras. No te sientas triste e impotente por verme como me ves, dame tu corazón, compréndeme y apóyame como yo lo hice, cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío.
Dame amor y paciencia y yo agradeceré tu comprensión, con lo único que aún puedo darte, el inmenso amor que siento por ti”.
Tu madre.
Algunas frases sobre la felicidad
"No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices" (Robert Louis Stevenson).
"La falta de las cosas que el hombre desea es un elemento indispensable de la felicidad" (Bertrand Russell).
"Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una" (François Marie Arouet Voltaire).
"La felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación" (Inmanuel Kant).
"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias" (John Locke).
"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días" (Benjamin Franklin).
"La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos" (Henry Van Dyke).
"Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad" (Pearl S. Buck).
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